La desinformación y el desconocimiento sobre las razas consideradas “potencialmente peligrosas” (conocidas comúnmente como PPP) ha generado una serie de mitos que afectan tanto a los animales como a sus dueños. Estos mitos de los perros categorizados como PPP han dado lugar a prejuicios y temores infundados en la sociedad, donde las características físicas o el tamaño de ciertos perros llevan a muchos a juzgarlos como inherentemente agresivos o difíciles de controlar. Este artículo busca desmentir tres de los mitos más comunes y peligrosos sobre estos perros, aclarando las realidades que hay detrás.

Mito 1: Todos los perros PPP son agresivos y violentos por naturaleza

Uno de los mayores mitos de los perros PPP es que son “naturalmente violentos” y “perros de ataque”. La verdad es que, como en cualquier otra raza, la personalidad y el comportamiento de un perro dependen en gran medida de la socialización y educación que recibe desde cachorro.

Mariano, un dueño responsable que sigue todas las normas y tiene a su perro con el bozal y la correa, conoce bien los prejuicios hacia los perros de razas PPP. Incluso cuando él camina tranquilo, asegurándose de que su perro no moleste a nadie, ha sido víctima de insultos y comentarios ofensivos. Le han gritado desde “subnormal” hasta “quita a ese perro”, mostrando el nivel de rechazo y estigmatización que estos animales enfrentan.

Los perros PPP no nacen agresivos. La agresividad en un perro es una conducta que puede aparecer en cualquier raza, ya sea un pastor alemán, un chihuahua o un golden retriever, y suele estar relacionada con una falta de entrenamiento, maltrato o negligencia. Es fundamental entender que los perros de razas etiquetadas como PPP tienen comportamientos similares a los de otros perros, y su conducta está más influenciada por la educación y el entorno que por la genética.

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Mito 2: Los perros PPP son máquinas de matar

Uno de los mitos de los perros PPP más dañinos es la creencia de que son “perros diseñados para matar”. Este estereotipo es peligroso y ha generado que muchos vean a estos perros como amenazas en lugar de mascotas. Se trata de una visión sesgada que reduce a estos animales a una especie de arma, olvidando su capacidad de socializar y convivir con humanos y otros perros.

Mariano recuerda una situación reciente en la que una vecina lo confrontó y le dijo que debía sacar a su “perro diabólico” de su vista, refiriéndose a él como si fuera un “animal retocado en un laboratorio para matar”. Este tipo de afirmaciones solo refuerza el miedo irracional hacia estos perros, sin fundamento alguno.

La realidad es que, en la mayoría de los casos, los perros PPP muestran conductas afectuosas, leales y protectoras hacia sus dueños y familias. Las razas consideradas PPP, como el Cane Corso, el American Staffordshire Terrier o el Rottweiler, pueden ser tan amigables y confiables como cualquier otra raza si se les cría y se les cuida con responsabilidad. Por lo tanto, etiquetar a estos perros como “máquinas de matar” es un estereotipo injusto que no refleja su verdadero carácter.

Mito 3: Los perros PPP son una amenaza para todos y deben evitarse a toda costa

El miedo colectivo hacia estos perros ha llevado a muchas personas a tomar medidas extremas cuando los ven, creyendo que están en peligro solo por su presencia. Este mito de los perros PPP se basa en un prejuicio que carece de fundamento. Mariano ha visto cómo algunas personas cruzan la acera solo para evitar cruzarse con su perro, e incluso recuerda una vez en que una mujer, al intentar cambiarse de acera por el susto, tropezó y cayó.

Esta reacción de miedo no solo es injusta para el perro, sino que también genera situaciones tensas e incómodas para los dueños, quienes deben soportar la mirada juzgadora de los demás. Mariano recuerda otro episodio en el mercado, cuando, mientras esperaba afuera, su esposa recibió un comentario de una mujer mayor, quien la miró con desprecio y le arrojó una bolsa de compras como señal de desaprobación. Estos comportamientos reflejan cómo los prejuicios han arraigado en la sociedad, generando un trato discriminatorio hacia estos perros y sus dueños.

Es importante recordar que los dueños de perros PPP, como Mariano, siguen normativas estrictas: sus perros deben llevar bozal, estar siempre atados y contar con un seguro de responsabilidad civil. La ley ya establece estas medidas para asegurar la seguridad pública, por lo que no es necesario tratarlos como si fueran una amenaza inminente.

Realidad y responsabilidad: Conociendo mejor a los perros PPP

A lo largo de este artículo hemos explorado algunos de los mitos más comunes sobre los perros PPP. Estos prejuicios han creado barreras y temores innecesarios que afectan la convivencia en la sociedad y generan una imagen distorsionada de lo que realmente son estos perros. La educación y sensibilización sobre el tema es clave para erradicar los estigmas y fomentar un entendimiento más profundo.

Para aquellas personas que aún creen en estos mitos de los perros PPP, es importante recordar que la conducta de un perro no está determinada únicamente por su raza, sino por su entorno, la educación que recibe y la responsabilidad de sus dueños. Los perros PPP, como cualquier otro perro, merecen respeto y comprensión.

El caso de Mariano y su perro es solo uno de muchos. Su experiencia nos recuerda que el miedo y el prejuicio son factores que se pueden combatir con información y empatía. Mariano ha decidido no “entrar al trapo” ante los insultos y continúa siendo un dueño responsable que respeta las normativas y cuida de su perro. Este ejemplo debería inspirar a otros a reconsiderar sus percepciones y ver a estos perros como los seres leales y nobles que son.