¿El Último Cachorro de la Camada es el Peor? Nada Que Ver…
Hay una creencia bastante extendida que dice que el último cachorro que nace es el peor. Que si es el más débil, el menos fuerte, el más pequeño… En fin, que sale perjudicado por haber sido el último en llegar al mundo. Pero ¿sabes qué? Nada más lejos de la realidad.
Ni es el peor, ni es el mejor. A veces es el más pequeño, sí, pero otras veces es el más grande. No hay ninguna regla escrita, y desde luego, no hay ningún estudio serio que respalde eso. Así que vamos a romper con ese mito de una vez por todas.
¿Qué Significa “El Peor” Cachorro?
Primero de todo, eso de decir que un cachorro es el “peor”… a mí personalmente no me gusta nada. Todos los cachorros son espectaculares. Todos tienen lo suyo, su esencia, su carácter. Entonces, eso de “el peor” suena bastante feo.
Ahora, si nos ponemos un poco más técnicos, y hablamos en términos fenotípicos—es decir, como ejemplar representativo de la raza—entonces sí, se pueden analizar diferencias. Pero no tiene nada que ver con el orden de nacimiento. Ni el primero es el mejor ni el último es el más débil. Yo, como criador con muchos años de experiencia, ni siquiera me apunto el orden en el que nacen. ¿Para qué? No sirve para nada.
Cada Cachorro es un Mundo
Aunque tengan los mismos padres, aunque compartan exactamente el mismo pedigree, cada cachorro es único. Uno puede tener más hueso, otro una cabeza más grande, otro ser más largo, otro más activo, otro más tranquilo… ¡y todos de la misma camada!
Es como si tuvieras cinco hermanos y fuerais todos exactamente iguales. Imposible, ¿no? Pues con los perros pasa lo mismo. El que nace primero puede ser el más terremoto, el más chillón o el más tranquilo. Y el que nace el último, puede ser el más grande, el más dormilón o el más potente. No hay patrón fijo.
¿Y Entonces Qué Importa?
Lo que de verdad importa es cómo va evolucionando el cachorro con el tiempo. Yo no me pongo a observar seriamente a los cachorros hasta que tienen por lo menos un mes o mes y medio. Antes de eso, lo que importa es que vayan cogiendo peso, que estén bien alimentados, que vayan creciendo sanos.
Y ojo, hay algo que sí afecta al desarrollo: el número de cachorros en la camada. Por ejemplo, si hay una camada de 12 cachorros y la madre solo tiene 8 tetas, pues claro, no todos van a mamar igual. Algunos lo tienen más complicado. Y ahí es donde entra el trabajo del criador, que debe estar al tanto, dar leche suplementaria si hace falta, y asegurarse de que todos vayan ganando peso de forma equilibrada.
¿Y el Tamaño? ¿Y el Carácter?
Otra cosa: que un cachorro sea más pequeño al principio no quiere decir que no vaya a crecer igual de bien. Muchas veces, cuando llega la fase de destete y ya todos comen lo mismo, los tamaños se igualan. Y respecto al carácter, lo mismo. Cada cachorro tiene el suyo, y cada uno evoluciona a su manera.
Y hay que cambiar ese chip de pensar que el primero que nace es el más fuerte. Nada que ver. Que si genéticamente el que llega primero es el más potente, el más “avanzado”… eso es puro cuento. No funciona así. Influyen muchos más factores, y el orden de nacimiento no es uno relevante.
La Clave Está en la Observación y el Trabajo Diario
Lo importante como criador es estar pendiente. Observar. Pesar. Alimentar. Ver cómo evoluciona cada cachorro. Porque sí, hay que apuntar cuánto pesa cada uno, si está comiendo bien, si necesita un poco más de atención… Y eso, créeme, marca la diferencia.
Cada cachorro es único. Tiene su carácter, su temperamento, su estructura, su evolución. Por eso no se pueden aplicar fórmulas mágicas. Ni leyendas urbanas. Que si el primero es mejor, que si el último es el peor… nada de eso.
No te Fijes en el Orden de Nacimiento
Así que ya lo sabes. Cuando vayas a elegir un cachorro, no preguntes si fue el primero o el último en nacer. No importa. De verdad. Lo que importa es cómo ha sido criado, cómo ha evolucionado, y qué características tiene a día de hoy.
¿Quieres un buen cachorro? Fíjate en el criador, en la salud, en el entorno, en el comportamiento… Pero no en el orden de nacimiento. Eso, sinceramente, es un dato sin valor.
Nos vemos pronto. ¡Un abrazo!