Cómo Elegir el Mejor Cachorro de la Camada: Guía desde la Experiencia

Elegir un cachorro no es cualquier cosa. Sobre todo si estás buscando algo más que una mascota: un compañero, un perro de trabajo, de exposición, o simplemente el que encaje perfecto con tu estilo de vida.

Aquí te dejo unas cuantas claves que te pueden servir si te estás planteando cómo seleccionar el mejor cachorro de una camada. Ojo, cuando digo “el mejor”, no me refiero a que haya uno bueno y los demás sean malos. Todos los cachorros pueden ser maravillosos, pero si lo que buscas es un ejemplar de calidad, hay que fijarse en detalles que a simple vista pueden pasar desapercibidos.


¿Qué debemos observar al elegir un cachorro?

En este caso, tenía en brazos dos cachorros: una hembra de unos 40 días y un macho de 30 días. No eran de la misma camada, pero ambos negros y con estructuras interesantes. Son pequeñitos, y cuanto más pequeños, más difícil es ver los detalles que marcan la calidad de un cachorro.

Hay varios pilares sobre los que se sustenta la selección de un cachorro. Y cuando digo pilares, me refiero a esas “cuatro patas” que definen si ese cachorro puede tener proyección: salud, carácter, socialización y calidad fenotípica.


1. La salud: lo más importante

Sin salud no hay nada. Lo primero que debes comprobar es que el cachorro esté fuerte, activo, con buen peso, sin secreciones en ojos ni nariz, que apoye bien las patas… En fin, que se vea sano. Un cachorro enfermo desde el inicio puede traerte muchos problemas a futuro.


2. El carácter: cada cachorro tiene su personalidad

Hay test como el Test de Campbell, que te ayudan a detectar rasgos de carácter: sumiso, dominante, independiente, etc. Pero si el criador es profesional y está con los cachorros todos los días, ya lo sabe sin necesidad de tests. Sabe cuál es el líder, quién es más tímido, cuál se impone al comer… Eso es oro puro si te lo puede transmitir.

Y esto depende de para qué lo quieras: si buscas un perro de guardia, necesitas uno con carácter firme. Si lo quieres para agility, energía y enfoque. Si es para familia, que tenga buen temperamento y sociabilidad.


3. La socialización: clave para la estabilidad mental

Un cachorro que no ha sido expuesto desde pequeño a ruidos, texturas, otros perros, personas… puede crecer con miedos. Y un perro gigante con miedos no es buena combinación.

Por eso, un criador responsable ya debería haber empezado con el proceso de socialización a partir de las 3 o 4 semanas. Y tú deberás seguirlo después. El cachorro debe tener confianza, seguridad y cero traumas.


4. La calidad física o fenotipo: estructura y estándar

Aquí entramos ya en lo técnico. Cosas como:

  • El morro: que sea lleno, potente, que no esté fino ni afilado.

  • Los ojos: que no sean caídos como los de un mastín napolitano. Mejor cuanto más almendrados y firmes, sin mostrar el rojo del interior.

  • La mordida: en razas como el Cane Corso, que son prognatas, no se evalúa bien hasta varios meses. Hay gente que se asusta porque «muerde por abajo», pero eso es normal en estas razas.

  • Las manos y aplomos: deben apoyar bien, que no esté abierto de patas. Una buena “mano de gato”, cerrada y firme.

  • La estructura corporal: que no sea exageradamente largo. En el Cane Corso, por ejemplo, se busca un cuerpo casi cuadrado (ligeramente rectangular, un 10% más largo que alto).

Y luego detalles como la angulación trasera, que no esté recto; la inserción de la cola, que debe nacer justo donde acaba la espalda; y el top line, es decir, cómo se ve el perfil del lomo del cachorro.


¿Cuál es el mejor cachorro?

Depende. Para ti, el mejor puede ser el más grande. Para otro, el más activo. Para mí, lo importante es que el cachorro encaje con lo que tú necesitas.

No hay una sola manera de definir «el mejor cachorro». Solo hay formas de evaluar si cumple con lo que tú esperas según:

  • Su propósito (compañía, trabajo, exposición).

  • Su salud y potencial de desarrollo.

  • Su carácter y temperamento.

  • Su fenotipo y cercanía al estándar.

Y una cosa más: no te fíes solo del tamaño. El más grande de la camada no siempre es el mejor, ni el más pequeño es el peor. En razas pequeñas, por ejemplo, un cachorro muy grande ya se pasa del estándar. Todo depende del objetivo.

Antes de escoger un cachorro, fíjate en estas 4 patas:

  1. Salud: sin eso, no hay nada.

  2. Carácter: que se adapte a tu estilo de vida.

  3. Socialización: que esté trabajado y sin miedos.

  4. Calidad física: que encaje con el estándar y esté bien armado.

Y si estás buscando razas grandes como el Cane Corso o el Mastín Italiano, esto es aún más importante. Son perros que, si no tienen una buena base emocional y social, pueden desarrollar comportamientos complicados por miedo.