Cualquier amante de los perros se enamorará de un cachorro de Cane Corso.
Sus brillantes ojos, sus torpes patitas y el divertido movimiento de su colita son capaces de robar el corazón de cualquiera.
Curiosos y exploradores
Los cachorros de Cane Corso son pequeños y curiosos exploradores, deseando investigar todo su entorno.
Ya desde que abren sus ojos, son cachorros divertidos, que muestran gran entusiasmo por descubrir el mundo que les rodea. Aprenden de todas las experiencias (ruidos, olores…). Esa curiosidad natural que les caracteriza es la que les anima a interactuar con aquellos que están a su alrededor (animales, familia…) y esto les lleva a que, desde muy pequeños, desarrollen habilidades sociales.
Muy juguetones y con mucha energía
Los cachorros de mastín italiano tienen mucha energía y les encanta el juego y la diversión.
Siempre están preparados para jugar alegremente. Les encanta coger juguetes con la boca, perseguirse la cola, correr, saltar…
Todos estos juegos son muy necesarios para su buen desarrollo mental y físico.
Muy afectuosos con su Familia Humana
Los cachorros de Cane Corso adoran los juegos y caricias que reciben de su familia.
Siempre buscan la compañía de sus amos e intentan llamar la atención constantemente para conseguir atención.
El vínculo que se crea entre el cachorro y las personas que le cuidan y quieren será cada vez más fuerte y durará toda la vida.
Inteligencia y facilidad en el aprendizaje
Los cachorros de Cane Corso son muy inteligentes y tienen gran facilidad para el aprendizaje.
Tienen mucha predisposición para integrar todo lo aprendido en su etapa de crecimiento. Todo ello hace que sea una raza muy fácil de adiestrar y que aprendan facilmente aquello que sus dueños les quieran enseñar.
El cane corso, como cualquier otro perro, necesita de una buena educación en positivo, fomentando aquellas cosas que aprende y hace bien. Eso le llevará a que en su vida adulta tenga un comportamiento educado y equilibrado.